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El Ciclo de Vida del Cliente (CLV) es una métrica esencial en marketing y ventas. Refleja el valor total que un cliente representa para una empresa durante toda su relación, no solo en una transacción individual. Incluye todos los ingresos generados por un cliente desde su adquisición, pasando por la retención y, en ocasiones, hasta su eventual pérdida.

El CLV ayuda a las empresas a determinar cuánto deben invertir para adquirir un cliente y cuánto esfuerzo deben dedicar a su retención. Al maximizar el CLV, las empresas pueden incrementar sus ingresos mientras minimizan sus gastos.